La distribución desigual de responsabilidades en el hogar, un acceso limitado a la financiación y las redes de contacto o los estereotipos culturales son algunas de las barreras que encuentran las empresas lideradas por mujeres al iniciarse en el comercio exterior, una brecha de género que agentes públicos y privados están combatiendo.
A pesar de representar al 49.5% de la población a nivel global, las mujeres solo contribuyen al 37% del producto interno bruto (PIB) mundial, según datos de 2019 del Banco Mundial de 2019, lo que entre otros factores se debe a su baja participación en el comercio internacional, según consignó un informe de la Alianza del Pacífico de noviembre de 2020.
El mismo Banco Mundial arrojó que solo 1 de cada 3 empresas es liderada por mujeres, aunque en Latinoamérica la relación aumenta con un 50% de mujeres entre propietarios de negocios, en relación a las otras regiones del mundo.
En el caso de aquellas que logran insertarse en mercados internacionales participan con una proporción más baja, donde solo 1 de cada 5 empresas que exporta es liderada y/o propiedad de mujeres.
Es por ello que tanto desde las oficinas de promoción gubernamentales como desde organismos internacionales y desde instancias privadas se han impulsado medidas y programas con el fin de apoyar la internacionalización de estas empresas.